Aquella mujer de entonces
nuestra madre, nuestra abuela;
que por atender la casa
abandonaron la escuela.
Aquella mujer esclava
del hombre de la pos guerra,
o se marchaba a servir
o se amarraba a la tierra.
Aquella mujer… mi madre
tan sumisa, tan sufrida,
la tuya, la del vecino,
sin vivir dieron su vida.
Todas sirvieron a alguien
y nadie las sirvió a ellas;
en la soledad del mundo
se desmoronan sus huellas.
Aquella mujer de entonces
de siempre, de ahora
aquella…
©Julie Sopetrán
Me conmovió tu poesía Julie.
Gracias por compartirla.
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Gracias a ti, por leerla. Un beso.
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Muy sentido poema, me sacó lágrimas. Abrazo de luz, querida amiga
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Gracias amiga, agradezco mucho tu lectura. Besos.
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