Y ascendió Saturno y devoró a sus hijos…
¡Ciudadanos!
Voces frías
Voces de mármol
Voces duras y blancas
Revolotearon entre filigrana y capitel
Ecos de Palabras
Civilitas
Res Publica
Clementia
Libertas
Dignitas
Virtus
Palabras, Palabras
Palabras en la garganta de la Gorgona
Cuervos de humo
Cuerpos sin zumo
Estatuas sin corazones
Alzaron un muro
De verbos vacíos
A un lado bocas hediondas de oraciones
Al otro bocas hambrientas de acciones
En la pubertad de la civilización…
¡Romanos!
Cariátides desmoronadas
Bajo la carga de mármol limpio y blanco
El sucio y osado corazón de Roma fulmina
«¡¿Hasta cuándo abusarás de nuestra paciencia, Catilina?!»
Miel de avispa en el foro
Y en el tribunal, calumnias
Graznadas de picos córvidos
Cuyas alas echaron sombra
Sobre la plebedumbre y el coro
Hiel en las tripas del ave
Y en el viento el agravio
Fiel a los labios sátiros
Y a la piel del minotauro
La turba es Roma…
¡Ave!
Varones ilustres
Se armaron en el campo de marte
Donde celebraron un triunfo
Que les hizo olvidar que solo eran hombres
Ave el imperio sin límite
Ave el hombre nuevo
Ave el destino manifiesto
Ave el espanto del pueblo
Ave el ave negro
Ave el graznar siniestro
Ave el esclavo y suplicio
Ave el desenfrenado atrevimiento
Ave el césar perverso
¡Respira el polvo de Catargo!
El ascenso del hombre
Fue una fiesta lupercal
Amamantados por la loba
Buscamos la república ideal
Y desde el potencial de Roma
Hasta el derramar en el Sena
El descenso fue brutal
Y la sociedad platónica
Se convirtió en columnas de sal
Y ni los senos de la loba
Nos podrán rescatar
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