Mi bandera
perdió el color
y las siglas.
Ondeó, tantas veces,
su historia que decidió
desteñirse; ser blanca,
inmaculada.
Sensata
ante cualquier presión
que arremetiese contra mí.
Esa mi bandera.
Mi bandera
espera en silencio,
adentro.
Sale a corazón abierto
con las sonrisas que veo.
Eleva un cántico en coro
con arterias y venas.
Todo mi cuerpo
hace reverencia
cuando aparece.
¿Dónde mi patria? —pregunta.
¿Cuál mi emblema? —cuestiona.
Tierra—le digo.
Tierra calma
para la cosecha,
cuando llega
nueva primavera.
Cuando entonces.
Cuando nueva primavera
llega.
Muy emotivo y bello. Te quiero pedir permiso para referirlo en mi muro de FB. Un abrazo.
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Claro que sí, José Luis.
Un placer para mí.
Un abrazo. ☺🎈🎈🎈🎈🎈
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Mil gracias. Otro para ti.
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Hermoso trabajo, Gema; sencillo, directo y con mucha sustancia para seguir trabajando en él.
Un abrazo.
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Muchísisisisimas gracias, Borgeano.
Seguiré trabajando en ello.
Un abrazo.
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Otro para ti. El poema es realmente muy bueno y la imagen (debo reconocer que también esas cosas para mí significan mucho) lo ilustra a la perfección.
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La bandera blanca es la que define a la paz, esa bandera la llevamos muchos con amor y mimo. Besos a tu alma. Precioso poema.
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Agradecida por tus palabras. De corazón, gracias.
Un saludo.
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Bello, sencillo y profundo en palabras tu poema. Me ha impactado tu “bandera blanca”. Un abrazo
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Muchísimas gracias. Muy halagada con tus palabras.
Un abrazo.
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Comparto tu bandera desteñida y alabo tus versos. Gracias, Gema. Un abrazo.
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Un verdadero honor, Isabel.
Mil gracias a ti.
Un abrazo.
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