“Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.”
Lucas 22:42
Abrir los ojos y cerrar la boca.
Abrir los ojos para no apartar de mí
esta copa. Cerrar la boca para que se haga
mi voluntad y no la de quien olvida que la alerta de vida
es innata al ser. No viene como temporal de lluvia.
Extender las manos y apartar los pies.
Condensar el vapor con palabras que no pronunciaré
al leer un suceso. Suspender el agua de los tejados,
aquellos que no habitas porque reina la provocación.
Y si es posible, aparta de mí a quienes violan,
a quienes sorprenden el alud, a quienes matan.
Aparta de mí, a la misma muerte y a quienes viven
en la desgracia tras atravesar el Mediterráneo
en una balsa de jabón; a quienes apuñalan,
a quienes juegan con los panfletos de desaparecidos
esparcidos por el suelo. Y no atropellaré a la vida que florece
al quebrar la solidez del mismo suelo que piso. Y sus pétalos,
óyeme bien, anidarán mi ánimo. Y llenarán mi copa.
Gema Albornoz
Gema, está preciosamente doloroso. Pobre de los que huyen de su tierra buscando paz o mejores condiciones de vida y encuentran más espinas y cardos en el camino. Excelente.
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Entre tantas otras cosas. Es una espinita clavada que tenía ahí. Un abrazo, Melba.
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Muy bien expulsada tu espina. Besos.
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Me fascinó.
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Gracias, Carla.
Es un honor.
Un abrazo.
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Te acompaño plenamente en tu oración, Gema. Te doy mi enhorabuena, y los versos finales me parecen una maravilla. Gracias y un fuerte abrazo.
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Gracias a ti, Isabel. Por darles una vida única con tu lectura.
Abrazos.
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