Juega a ser lo que quieras ser. No busques
diferencias entre lo que eres y serás. Irás
creciendo como los árboles que ahora escalas.
Aráñate las rodillas y los pantalones. Magúllate
las mejillas. Las cicatrices de la piel serán caracolas
del tiempo, ocultas bajo la arena en el fondo de la piel.
Juega a la pelota, a las canicas, a los cromos, a las pistolas,
a las cartas y a todo lo imaginado. Inventarás otros nuevos juegos
y criaturas. Comparte juegos, aunque te cuelguen motes delante, o
detrás, del nombre. Súbete a él y colúmpiate. Cuando llegue el verano
alguien gritará un nombre por la ventana. Se repartirá a recado por nombre
y sobrará algún chicle. Saboréalo. Sabe a sandía y a verano de infancia.
Oh, qué hermoso. Me hizo llorar. Esas partes nuestras tan pequeñas tienen todo el derecho a disfrutar. Un abrazo, Gema.
Me gustaLe gusta a 1 persona