Este poema está originalmente escrito en gallego, pero aquí os subo la versión traducida al castellano. La esencia del poema no se pierde por ello.
Entre la vida y la muerte camino
donde la luz con las sombras batalla;
la libertad, un alambre de espino,
el barro y el hambre son mi mortaja.
En esta bruma donde nada adivino
es el amor sólo sal y rocalla
obnubilando el rostro vecino;
ojos sin ánimo, pétrea muralla.
Así, sin más, zozobra mi vida
entre el frío de los huesos y del alma;
entre abusos, maltrato y huida
de una guerra que me puso esta albarda.
Sin futuro, sin descanso, sin salida,
¿Quién me tiende una mano, quién me cura
la purulenta y honda herida
de este corazón que ya perdió la calma?
Si ante el amor tú y yo somos iguales,
¿por qué, hermano, tú no me ayudas?
vi morir ahogados a mis padres
y las fauces de la muerte son obstinadas.
Observo el cuervo de la tristeza en los demás,
con sus alas negras y pequeñas,
posado como la noche y, quizás,
con sus ansias más aviesas.
Ya me voy despacito, despacito,
sin la esperanza de volver a mi tierra.
¡Mira allí, ya murió otro pequeño!
que Alá lo acoja… ¡Maldita guerra!
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Debe estar conectado para enviar un comentario.