Mural en Huajuapan

En el Colectivo Abrojox, siempre hemos pensado que el arte debe ir más allá de un simple cuadro decorativo; debe ser un reflejo del contexto temporal e histórico en el que vivimos.

Es por eso que, aprovechando el espacio brindado por el ayuntamiento municipal de la ciudad de Huajuapan de León (Oaxaca, México), decidimos hacer un homenaje a todos aquellos olvidados por los que pocos o nadie prende una vela.

El mural refleja el viaje de los migrantes sudamericanos, en el tren que muchos llaman La Bestia. Día a día, muchos indocumentados perecen en ese trágico viaje, realizado con el único fin de poder alimentar a su familia y, como dice la canción mixteca, se van muy lejos del suelo en el que han nacido. El mural está realizado en un plan minimalista, con el objetivo de reflejar cómo estas personas pasan desapercibidas por la mayoría.

Por otro lado, tenemos 43 impresiones de un grabado en MDF, uno por cada uno de los 43 normalistas desaparecidos. Pero no solo los representa a ellos; los 43 fueron la gota que derramó el vaso en un país lleno de asesinatos y desapariciones forzadas desde el sexenio pasado. Este es, pues, nuestro pequeño homenaje a todos aquellos olvidados, para que su alma también tenga dónde llegar en esta fecha.

El colectivo invitó a todos aquellos que quisieran sumarse a este pequeño homenaje a prender una vela o dejar una flor al pie de este montaje, pues creemos que estos pequeños gestos son los que reflejan una mejor sociedad. Muchas gracias a todos por su apoyo.

Facebook del colectivo abrojox

mural1

Marcha de #AyotzinapaUnAño

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Me lleno la vista,
el oído,
cada sentido.

Hay gente, colores,
sonidos y niños.
Hay vida
ante la muerte,
el silencio,
los desaparecidos.

Día oscuro y plomizo,
pero aquí nadie duerme.
La llovizna no espanta;
nadie está frío.

Vi miles de manos
sosteniendo el mensaje:
«Los queremos de vuelta,
y los queremos vivos».

Hay trompetas, hay poetas,
hay banderas de luto.
Hay incienso, caracolas,
fotografías e insultos.

Hay lágrimas de sangre
sobre el rostro de una chica.
Y el símbolo de la patria
yace en su espalda, herido.

Y lo que más duele
son las voces que cantan
consignas y rimas,
afrentas, demandas.

Pero más lastiman
las que cuentan sus bajas:
1,2,3… 40, 43.

Hay un pueblo dolido
que exige respuestas.
Hay millones que claman:
«Ayotzinapa».

Aquí, la opinión de asistentes a la marcha:

La última vez (desaparecidos)

ultima

https://www.facebook.com/arteenmascarado

Abrir los cuarteles

/\ \/\/ /\ / CC BY

/\ \/\/ /\ / CC BY

Si de verdad van a abrir los cuarteles militares para ver si los estudiantes desaparecidos están allí, yo quiero entrar. Eso soñé. Eso realmente soñé. Acabo de despertar y lo escribo.

Fui al cuartel, me dejaron entrar con mi gafete de reportera. Entré a una sala donde había varios reporteros, quienes rápidamente pudieron notar mi poca experiencia. Yo era más joven. Vestía de negro. Un señor me pasó la mano por la cabeza como se acaricia a una niña pequeña que tiene miedo. «Lo que estamos a punto de ver….», pensó, mientras me hacia un gesto significativo con la cabeza.

Sí estaba asustada. Nunca había ido a una morgue. Los demás reporteros avezados en ello procedieron a ponerse largas batas verdes y a cubrirse el rostro con cubrebocas. Yo solo tome una libreta y un bolígrafo, y saqué mi celular para tomar fotos.

Eché a andar detrás de ellos.

Pero a donde llegué no era una morgue, sino una especie de museo. Había varias salas amplias con exhibiciones de objetos. Y yo me preguntaba: ¿dónde encontraremos a los muchachos? ¿Acaso encontraremos un fragmento de hueso en ese abrecartas color marfil? ¿Acaso en aquella urna de oro antiguo? ¿Será que guardan allí sus cenizas?

Luego, pasé a una sala distinta a las otras. Era la reproducción de la habitación de una casa. Era el tocador de una de las madres de los desaparecidos. Y los reporteros nos acercábamos a verlo. Me detuve frente al espejo donde esa madre miró tantas veces a su hijo en el reflejo, y ante el cual le arregló el cabello revuelto antes de verlo salir. Salir sin volver. Sin volver esa vez.

Vi mis propios ojos con el maquillaje corrido por el llanto. El resto de los reporteros tenían una expresión de dolor y desconcierto similar a la mía. Llegamos a la última sala.

Era un corredor largo. Sobre el piso se apilaban una gran cantidad de prendas pertenecientes a los desaparecidos: playeras blancas, pantalones… sus calcetines. Yo hurgaba entre la ropa pensando en los chicos, en su olor impregnado en las prendas, en que ya no volverían a usarlas, en qué vestirían ahora, en dónde están ahora, y en los recuerdos asociados a ellas, en los recuerdos que dejaron de crearse el día en que desaparecieron.

Y desperté pensando en que, si uno de los desaparecidos fuera mi esposo, si fuera mi hijo, si fuera mi hermano o mi compañero, no me cansaría de buscarlo, hasta debajo de la tierra. Nunca me cansaría, nunca lo «superaría».

Versiones de soporte

Imagen extraída de la red.

Imagen extraída de la red.

Pongo la mesa
y recuento los platos
el dolor repite escena
y mi alma aprieta.

~~

Me faltan suspiros
aún por lanzar
por cada día que te exija
y sin saber dónde estarás.

~

Me faltan preguntas
aún por realizar
por cada réplica amañada
buscaré una respuesta real.

~~

Prosigo con mi tarea,
se escuchan unas voces
repitiendo que se supere ya.

¿A quién engañar?

~~

Nadie volverá a tragar igual.

Gema Albornoz

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Desde Huajuapan

Desde un puesto de la Feria del Barrio de Guadalupe en Huajuapan de León, Oaxaca.

Desde un puesto de la Feria del Barrio de Guadalupe en Huajuapan de León, Oaxaca.

Protesta en Francia

Desde Lille, Francia

Desde Lille, Francia