Una de las Rosas

Paredes habitan el canto
de una voz casi apagada.
La puerta del sótano se abre.
Luce cruz de hierro como estandarte.
Ventana abierta a la esperanza.
Ventana cerrada a la desesperación.
Una alfombra de sangre se extiende
bajo la rendija de esa puerta.
Dirección a la tapia del cementerio,
el corazón bombea tortura.
No sabe o no quiere saber.
Antes de saberse doler
prefiere no desfallecer.
Ha sufrido en piel
y ha sufrido en ojos.
Ha sido mancillada:
corrientes en los pezones,
ropas a jirones,
violaciones.
Dirección a la tapia del cementerio.
Das una vuelta al horizonte,
todos tus años fueron espinas
y serás rosa.

Gema Albornoz

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Sin rostro

Julio César Mondragón — Víctima del Estado

Julio César Mondragón — Víctima del Estado

Quisieron callar tu voz
creyeron que así lo ocultarían
atacaron como algo no humano
tuvieron miedo de ti.
Ilusos pensaron
que sin rostro no habría voz
y sin voz no habría oposición
ahora es un grito colectivo
No hay redención
La tortura violentó tu sonrisa
también despertó consciencia
se quebró el silencio
En el camino tus seres queridos
sin perdón, sin olvido
con el rostro en alto
sin paz, sin descanso
Quisieron borrar tu rostro
con un puñado de pesos
no se olvida un mensaje de muerte
¡Hoy el grito es más fuerte!

Cunetas de la vergüenza

Guernica

La Interpol ha dictado una orden urgente para que el gobierno español extradite a Argentina a veinte altos cargos franquistas con el fin de que sean juzgados en el proceso abierto para investigar los crímenes de una dictadura sangrienta, cuyas raíces continúan bien ancladas en las estructuras de poder españolas.

El Ministro de (In)Justicia español, Rafael Catalá, ya ha adelantado que no piensan hacer nada, porque se trata de crímenes prescritos en base a la indecente Ley de Amnistía de 1977, que deja en el limbo a las cientos de miles de víctimas del franquismo que continúan desaparecidas, enterradas en fosas comunes y cunetas.

En España gobierna un partido heredero de aquel régimen, que jamás ha condenado sus crímenes, ni lo hará, y que hace oídos sordos a las resoluciones de la ONU y de la justicia internacional.

Hace un año y medio escribí el siguiente poema, que me temo que seguirá de actualidad aún por mucho tiempo.

 

Miles de voces apagadas,
desoídas, olvidadas en el tiempo.
Súplicas que se lleva el viento.
Son víctimas abandonadas.

Cunetas de la vergüenza…
“No removamos conciencias”.
Disculpen sus eminencias.
Desde Bilbao a Sigüenza…

De Granada hasta León.
Desde Cádiz a Teruel…
España regada de hiel.
Ignorado hasta el perdón.

Democracia mutilada,
la que olvida la justicia,
legitima la malicia…
La dignidad derrotada.

“No abramos viejas heridas”,
acusan los herederos,
repletos sus monederos,
sus conciencias bien dormidas.

Familias que no descansan,
que luchan por el recuerdo
del padre, la madre, el abuelo…
El tiempo se les avanza.

Cada fosa abierta, un paso,
un grito por la memoria.
Que no se repita la historia,
que a los muertos hagan caso.