Hace ciento ocho meses atrás

Hay pérdidas
que cambian el curso de los días

a través de Hace ciento ocho meses atrás — Emociones encadenadas

Una pétrea figura
fue testigo
hace ciento ocho meses atrás.
Los tejados quedaron mudos
—durante ciento ocho segundos.

Ninguno viró su veleta en su dirección.
Las antenas medían entonces,
la velocidad del viento,
en su lugar.
Una electricidad lúgubre inundó
el ambiente.
Los gorriones
dieron ciento ocho vueltas
con ciento ocho aleteos,
premonizando en sus alas
—y pinzando con sus plumas—
cada sensación voluble en el aire.

Los muros enseñaron cicatrices
y desconchones en sus fachadas
—aún sin revestir de blanco.
Caían ciento ocho costras
llorando el momento, por el que el suelo
se llenó de ríos de sangre incolora
—porque nadie había pinchado
su superficie para verla sangrar.

Los árboles tiraron el ropaje ramado
que vestían mientras hacían un camino
señalando una emigración sin residencia,
silenciosa y sin causa,
ni necesidad.

Ciento ocho entradas al instante congelado
donde todo se repite.

Sin salida
sin entrada,
sin camino,
sin una visita
a ese mosaico sepulcral
—faltante aún,
ahora —
teniendo en mi pecho,
tu vida
y en mis manos,
un ramo de crisantemos.

Gema Albornoz

Copyrighted.com Registered & Protected JIMJ-UCC6-2SIA-KSPW

Marcha de #AyotzinapaUnAño

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Me lleno la vista,
el oído,
cada sentido.

Hay gente, colores,
sonidos y niños.
Hay vida
ante la muerte,
el silencio,
los desaparecidos.

Día oscuro y plomizo,
pero aquí nadie duerme.
La llovizna no espanta;
nadie está frío.

Vi miles de manos
sosteniendo el mensaje:
«Los queremos de vuelta,
y los queremos vivos».

Hay trompetas, hay poetas,
hay banderas de luto.
Hay incienso, caracolas,
fotografías e insultos.

Hay lágrimas de sangre
sobre el rostro de una chica.
Y el símbolo de la patria
yace en su espalda, herido.

Y lo que más duele
son las voces que cantan
consignas y rimas,
afrentas, demandas.

Pero más lastiman
las que cuentan sus bajas:
1,2,3… 40, 43.

Hay un pueblo dolido
que exige respuestas.
Hay millones que claman:
«Ayotzinapa».

Aquí, la opinión de asistentes a la marcha:

Desbestialización

Sucesos que deberían desaparecer de los titulares, no ellas.
¡Basta ya! ¡Ni una menos!

Imagen extraída de internet. Licencia: CC0 Public Domain

Imagen extraída de internet. Licencia: CC0 Public Domain

Se abre una puerta
así que cierren todas
esas malditas ventanas.

Llevan a abominables escenas
contra la integridad, valía,
dignidad y libertad.

¡Basta ya!

Atestados y atrocidades
donde no hay suficiente consuelo
para pagar a plazos tan sólo un duelo.

Y hay miles de ellos.

Den un paso más.
Que no se asente
la rabia contenida.

Borremos ese patrón
de acoso y derribo.
Conciencia y desbestialización.

Abran la puerta.
Es la hora de cambiar.
¡Basta ya!

Gema Albornoz

Leer en Emociones encadenadas.

Copyrighted.com Registered & Protected DF4X-AR8L-1WW3-OF6F

Licencia Creative Commons
Esta obra de Emociones encadenadas está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.wordpress.com/.

La última vez (desaparecidos)

ultima

https://www.facebook.com/arteenmascarado

Desangelados

 

Existe un riesgo extremo
en la frontera del huelgo
entre la razón que enervo
del requiebro romancero
de los recuerdos y su vuelco
en el espacio que queda vacío
con cada mención.

Inventario de exposición.

Gema Albornoz

Copyrighted.com Registered & Protected  NQA5-JI9F-COFP-ZU5T
Licencia Creative Commons
Esta obra de Gema Albornoz está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Colibrí

Un colibrí deshoja la tarde

bajo sus alas retumban las vidas silenciadas,

la zozobra de las no respuestas

la plegaria lanzada al viento sin rumbo.

Un colibrí deshoja los días bajo la higuera

se le abre el pecho sobre una fosa,

sobre otra fosa…

sobre otra fosa.

Un colibrí deshoja la rabia de una madre,

la de muchas madres

y susurra a las sombras de la tierra

demasiados nombres.

Un colibrí deshoja un beso sin labios

el dolor que cubre esta patria,

amordazada

con los pies hundidos en el llanto.

Ausente… algo más triste que la muerte

Malena Muyala es una de las principales voces femeninas del Uruguay. Compone e interpreta tangos, milongas, valses.

Nuestros países saben de ausencias. Y Malena canta como ninguna: